VERANO Y PAREJA

 

 El verano y las vacaciones provoca en España uno de cada tres divorcios”.

Para hablar de esta noticia he participado esta mañana en COPE ALICANTE, y me parece muy interesante profundizar un poquito más en el tema, ya que es un dato muy llamativo aunque más común de lo que nos pensamos.  Más tiempo para pasar juntos, los niños, las cenas, los viajes, la economía… El verano ha demostrado ser uno de los peores enemigos de la vida conyugal. De hecho, después del verano, el índice de separaciones aumenta, convirtiéndose en divorcio a partir de septiembre si estos días se han tomado como “periodo de reflexión” para una pareja que lleva mucho tiempo con problemas.

Lo curioso es que para muchas de estas parejas, el problema “parece” que surge en verano, cuando de repente se dan cuenta de que pasar tanto tiempo juntos es casi como una condena en lugar de algo placentero. Y digo “parece” porque lo más probable es que las dificultades y conflictos vengan de mucho más atrás. El verano no es el problema, es únicamente un periodo de tiempo suficientemente largo para ver más claras las carencias de una pareja, carencias que el resto del año esconden detrás del estrés, las horas de trabajo, cansancio, niños, etc. por lo que salen a la luz las desavenencias que en otros momentos han pasado inadvertidas. ¿Quizás también porque es cuando tenemos la oportunidad de conocer mejor al otro? Por supuesto, durante los periodos de descanso de ambos, cuando tenemos que vernos, escucharnos y estar juntos muchas horas –y solos- es cuando de verdad podemos conocer a la persona que comparte nuestra vida en profundidad. Y puede pasar que al final, no nos guste tanto, sobre todo si la relación dejó de ser satisfactoria hace tiempo, actuando el periodo estival como un juez implacable.

Por otro lado, sucede que durante estas fechas las oportunidades de conocer gente nueva y establecer nuevas relaciones es algo habitual por las salidas que realizamos, viajes, cenas, fiestas..con lo cual todavía se incrementa más la probabilidad de una ruptura de pareja que está estancada –aunque ni ellos mismos sean conscientes muchas veces-. Tenemos que entender también, que dentro de todas las actividades que podemos realizar en verano, es interesante que reservemos tiempo para nosotros mismos, ¡tampoco es necesario hacerlo todo en familia o en pareja! Ojo, siempre que lo hagamos para disfrutar de nuestras cosas y no para huir de algo que nos hace infelices.

Quiero hacer hincapié en la idea de que si una pareja está emocional, afectiva y pasionalmente sana y unida, es mucho más difícil que tanto circunstancias duras como terceras personas puedan causar daños en la relación, es más, las parejas que están en este nivel, utilizan estas ocasiones para hacer más fuertes los cimientos que las une.

Bueno, nos queda todavía bastante verano, ¿superaremos la prueba?