Miénteme..

 

¿Mentir en la cama? Siempre nos han dicho que mentir no está bien y es algo totalmente cierto, sin embargo en sexualidad no siempre uno más uno son dos, y mentir –piadosamente- en algunas ocasiones puede estar justificado. Eso sí, hay que tener mucho cuidado porque el hacerlo por costumbre puede volverse en nuestra contra y hacer un daño posterior, afectar a la pareja y generar conflictos. Antes de apresurarnos a contar alguna mentirijilla debemos valorar antes la situación y decidir si vale la pena o no, siempre teniendo en cuenta a la persona que tengamos delante, ya que podría darse el caso de que no nos perdone el engaño, por muy “piadoso” que nos haya parecido.

    En sexualidad la comunicación y la sinceridad son básicas. La buena comunicación entre la pareja hace posible que no se tengan reparos a la hora de expresar los gustos o dificultades  de cada uno y así poder disfrutar del sexo de manera mucho más tranquila y sin tener que callar algo que puede preocuparnos en exceso y generar un conflicto grave. La sinceridad sin embargo es un arma de doble filo porque tiene el poder suficiente para hacer que una relación funcione pero también lo tiene para que se hunda, y es que en ocasiones, la verdad no es necesaria. Ante la pregunta de él :”cariño, ¿has estado alguna vez con un hombre que la tenga más grande que yo?” una respuesta del tipo “si, me acuerdo de un ex novio que tuve..” puede ser devastadora y traumatizante. Por un lado tenemos que entender que este tipo de preguntas no se hacen para que seamos sinceras, se  hacen para que él escuche que su pene es el que más nos gusta y el que mejor nos ha hecho sentir. Por otro aunque se dé el caso de que realmente tienen esa curiosidad –ya conocemos la importancia del tamaño para algunos- una verdad –en el caso de haberla- no supondría más que una patada en la seguridad y autoestima de la pareja. Entonces, ¿vale la pena? En ese tipo de casos por supuesto, total..¿qué más da? Incluso beneficiaría a la relación.

Otra cosa muy distinta sería el caso de fingir un orgasmo, ¿hasta qué punto estaría justificado? Muchas mujeres lo hacen por terminar rápido, para que sus parejas las dejen tranquilas y puedan ponerse a otra cosa. En momentos puntuales no pasaría nada, siempre y cuando no sea el recurso habitual para decir “ya basta”, ya que él también tiene derecho a saber si hemos tenido un orgasmo o no. Podemos decírselo con confianza sin tener que recurrir a engaños, ¡tampoco es justo para él!,que puede estar pensando lo bién que lo ha hecho con una gran satisfacción interior.

Como vemos, y como pasa con muchas cosas en la vida, ni todo es blanco ni todo negro. Ni hay que ser sincero por sistema ni hay que mentir siempre para adular o quedar bien con otra persona en la cama. Observemos la situación y valoremos qué es mejor asumiendo siempre las consecuencias.