¿POR QUÉ NO..VOLVER A CASARSE?

 

Ninguna persona, en su sano juicio se plantea casarse con su pareja pensando que a la larga esa persona no será la indicada para pasar juntos el resto de nuestra existencia. Bueno, quizás debiera de rectificar indicando que aquellos que lo hacen sabiendo esto, ya tienen varios problemas de antemano..uno el de dar el paso sin ilusión y otro el resignarse al saber lo que le espera en el futuro –pero eso es otro tema-. Me apetece hablar -a raíz de pacientes que tengo en mi consulta- de aquellas personas que después de divorciarse quedan tan desilusionadas con el compromiso que jamás vuelven a plantearse volver a casarse y en muchos casos provoca un conflicto en la pareja.

¿Por qué nos casamos? Nos casamos principalmente por dos motivos, uno es por amor y el otro porque de alguna forma, queremos mostrarlo al mundo, a las personas que nos quieren, que nos acompañan en el camino de la vida, no “demostrar” –porque no hay que demostrar nada a nadie- sino “mostrar” el compromiso con el otro mediante un ritual, que también podemos llevar a cabo solos. Los rituales son muy importantes para las personas, no sólo de nuestro país, sino de todo el mundo. Podemos observar rituales en tribus perdidas del Amazonas, donde se ritualiza no sólo el matrimonio sino también el paso de la niñez a la edad adulta como símbolo de cambio en las diferentes etapas de la vida, teniendo en cuenta que para cada cultura es diferente el modo, la edad, etc. Es algo natural y que muchas veces necesitamos para seguir creciendo, como los rituales de despedida que nos ayudan a cerrar etapas y a pasar página.

Cuando empezamos una relación porque nos enamoramos elegimos al otro en el que vemos algo que nos atrae, nos resulta atractivo y empezamos esa maravillosa etapa de “desorden químico loco” que dura un tiempo. Durante esta etapa apenas vemos defectos, y si los vemos los justificamos y hasta nos parecen adorables. Pasada esta etapa debemos hacer otra elección, más racional y sensata, cuando vemos que esa persona nos valora, nos admira, tenemos un propósito de vida en común, una amistad fuerte, un deseo que genera una intimidad especial y una transparencia que nos permite reelegirle como compañero/a. En este momento puedo dar el paso hacia el compromiso, lo que me permitirá vivir con ilusión, aunque no con la certeza absoluta de que vaya a durar para siempre. Por eso hay que disfrutarlo cada día, cuidarlo cada día y crecer juntos a cada momento. Si llegado el día el amor desaparece, será mejor que cada uno siga su camino, de la forma más sana posible. Aquí empieza otro nuevo ciclo personal, donde hemos aprendido mucho y nos ha permitido evolucionar y seguir hacia adelante.

Estas elecciones pueden hacerse incluso varias veces en la vida, porque somos humanos y porque buscamos la felicidad sobre todas las cosas. Quiero remarcar con mucha fuerza –quizás porque también me toca de cerca- que la persona de tu vida es aquella que está en tu vida en este momento, la que te hace feliz en “este momento”. Por lo tanto, ¿Por qué no volverse a casar? Si este es mi presente y mi existencia transcurre en el presente, nunca en el futuro y menos en el pasado –que ya no existe- ¿Qué me lo impide? Y en cualquier caso, si me lo impide cierto dolor tendré que trabajar en ello hasta superarlo, pero el responsable no es el compromiso, sino quizás sólo una mala experiencia.