Terapia de Pareja (IV) La infidelidad

La infidelidad es un tema tan complejo que debería dedicar varios artículos sólo para hablar de ello, y seguramente así lo haré para no dejarme nada importante. De momento vamos a caminar por encima para verlo en general, ya que es uno de los temas estrella de las terapias de pareja, y desgraciadamente, en mi consulta últimamente abundan bastante. Yo tengo mis teorías personales al respecto de este tema, será la experiencia trabajando durante tantos años con personas que lo han vivido, tanto de un lado como de otro.

  1. Una de ellas, es la terrible soledad que se vive muchas veces dentro de la relación. Personas que están en pareja pero sus vidas, sus mentes, van por solitario. Aparentan que todo va bien pero no saben -o no quieren -ver que hay una sensación de vacío que ha terminado por engullirles. Incluso les sorprende que se cuele algún «tercero», entran en cólera, hay rabia y dolor. Sin embargo, una vez pasa esa primera etapa -y si hay un trabajo terapéutico detrás mucho mejor-, se dan cuenta de que ambos estaban lo suficientemente lejos para que esto sucediera. Mucho cuidado porque no lo estoy justificando nunca, el dolor generado y el impacto que tiene para la relación es siempre muy importante. Sin embargo, y que ya sabemos que mi trabajo no es juzgar, intentamos bucear por las causas que hacen que al final se dé tal paso. Hoy en día vivimos en una sociedad en la que hay mucha soledad, dentro y fuera de las parejas. Existe miedo, incertidumbre, crisis personales, etc, y todo ello nos arrastra a la más profunda frustración. Nos metemos en nuestro mundo y cada vez más nos aislamos del otro, nos soltamos de la mano.El individualismo propio de una sociedad capitalista (lo mío es mío y tú te apañes con lo tuyo) nos lleva a estar cada vez más desconectados de la auténtica necesidad humana, que es la dependencia sana los unos de los otros, el apego que salva vidas. Sin embargo esto se concibe como algo negativo y nos abandonamos mutuamente. Inevitablemente la relación muere, y además arrastramos el cadáver durante mucho tiempo por miedo, qué dirán, hijos o nuestras propias creencias limitantes.
  2. Esto no es personal, sino compartido por la comunidad científica. La infidelidad es siempre CONSECUENCIA, y no CAUSA. Me explico, la deslealtad se produce como consecuencia de algo que está sucediendo dentro de la relación, nunca fuera. Puede parecer al principio que se produce «de repente», sin nada que lo explique, de la noche a la mañana.. y no es así. Hay unos motivos, a veces no tan claros, de lo que está sucediendo detrás mucho antes de que esto se produzca. El trabajo en terapia es conocerlos para poder hacer que no se repita. Voy a poner un ejemplo, aun en aquellos casos en los que un día una persona conscientemente diga: «Voy a ser infiel» (porque le apetece, porque sí), si analizamos más detenidamente, vemos que aunque sea de la noche a la mañana su decisión, está motivada por mucho más que algo que acaba de pensar, no sucede así. Los caminos que elegimos, y sabiendo el daño que se puede hacer, se eligen por algo, siempre hay algo más allá. Esta persona puede que esté harta, cansada, sea tan impulsiva que no puede decir que no, le guste hacer daño.. sea lo que fuere, siempre hay un motivo que hay que atender más allá del mero impulso.
  3. Existen además otras causas más inconscientes como comentan muchos autores. Entre ellas está la reafirmación de la propia identidad como consecuencia de vivir en una relación asfixiante donde el otro tiene el control de todo en la propia vida. El «escape» a través de una infidelidad donde quien da el paso tiene el control, se siente libre, es una realidad. Vemos también una falta de aceptación de una relación monogámica. A pesar de casarse, tener hijos, cualquier compromiso, son incapaces de aceptar conscientemente que no pueden mantener tal compromiso, y se «escapan» a través de la infidelidad. Sería como una lucha interna entre creencias – lo que quiero contra lo que debo- muy difícil de resolver. Otros casos muy comunes son aquellos en los que damos el paso de la infidelidad pero «inconscientemente» vamos dejando pistas para que se descubra. En realidad puede que de verdad no se den cuenta, pero ahí están las claves que lo delatan. No se atreven a enfrentarse a la situación, o buscan alguien de sustitución antes de dejar la relación para que no sea tan traumático. Como vemos, la línea entre lo consciente e inconsciente es increíblemente fina.

Podría mencionar muchas más razones, como la inseguridad, el estilo de apego, la sexualidad, traumas no resueltos, educación en la infancia.. todas ellas con consecuencias nefastas para la pareja. Un elemento clave en este asunto cuando se trabaja en terapia y que se debe de tener muy en cuenta en las entrevistas son dos aspectos que considero de vital importancia, uno de ellos es que la infidelidad es subjetiva, es decir, cada uno considera infidelidad cosas diferentes, y esto hay que ponerlo de manifiesto. Para uno puede ser una relación sexual sin enamoramiento suficiente para considerar que le han engañado, sin embargo para otros el peso recae en los sentimientos para pensar que le han traicionado. Hasta he llegado a escuchar a alguien decir que la masturbación en pareja es infidelidad – o ver pornografía- como parte del mismo ejemplo. Es importante hablar el mismo idioma y empatizar con aquello que cada uno considere como «engaño» o «traición». La realidad independiente de esto, es que la infidelidad es un ataque directo a la confianza y seguridad de la relación, una deslealtad al contrato de pareja y como tal, mientras se pueda, hay que reformularlo.

El segundo aspecto es lo que llamamos los «terceros». Muchas veces las infidelidades no son sólo con otras personas. Todo aquello que pase a formar parte de la relación sin permiso de ambos miembros puede resultar lesivo para la parejas. Los terceros pueden ser: La familia, los hijos, el trabajo, el alcohol, drogas.. En realidad estas cosas están fuera y son neutrales, es en realidad la relación que tiene la pareja con estos aspectos lo que puede hacer que sea un problema o no, amenazando la confianza y seguridad necesaria para construir un «nosotros» sano y funcional.

La terapia, dentro de este marco siempre se centra en varios aspectos. La pareja viene muy dolida, buscando muchas respuestas. De entrada creamos un espacio seguro para expresar el dolor, luego podemos adentrarnos en la relación y conocer sus vicisitudes, reparar el daño generado,perdonar, responder determinadas preguntas y sobre todo y lo más difícil, volver a generar confianza. A pesar del trabajo y del tiempo..desgraciadamente no todas lo consiguen, pero acudir a terapia es el primer paso para intentarlo.

«La confianza sólo se pierde una vez»