No dejemos la felicidad en manos de los demás. Muchas personas creen que su felicidad depende de su pareja, de sus amigos, de su trabajo, y no conciben la vida sin que algo de esto esté presente. Sin embargo, estamos olvidando que nosotros mismos somos los autores de nuestro bienestar, por lo tanto somos nosotros quien tenemos que trabajar cada día para sentirnos bien, independientemente de todo lo demás. La esperanza, la ilusión o el sentido del humor son muchas veces las claves para una salud emocional envidiable, lo cual nos proporciona el equilibrio necesario para superar los obstáculos que inevitablemente se nos presentan. Sin embargo, tenemos que aprender a desarrollar estas cualidades si queremos sacar todo el beneficio de ellas, no vale el “yo soy así” como excusa para no esforzarse, porque todos, por muy mayores que seamos, podemos aprender y cambiar cosas. Este bienestar emocional es vital para mantener una buena salud física y psicológica, ya que mente y cuerpo siempre van de la mano. Pero es cierto que no siempre podemos hacerlo solos, no siempre tenemos las herramientas que nos puedan ayudar a transformar nuestra mente. En estos casos buscar la ayuda adecuada puede suponer la diferencia entre hundirnos sin remedio o lograr la serenidad. Porque una vida plena y feliz es posible, pese a las adversidades (¡y gracias a ellas!).
Mi pasión por el mundo de la psicología y en especial de la sexología me ha enseñado a estar siempre en constante crecimiento. Conocer el funcionamiento y desarrollo de la mente para ayudar a los demás – y entenderme a mí misma- fue y sigue siendo la principal motivación para embarcarme en este maravilloso universo, donde cada día me siento más afortunada.