Tomar la decisión de ir a un especialista en pareja para hacer terapia, de entrada, no es fácil. Hay que llegar a un límite en el que la situación está desbordada, se ha perdido el control, incluso a veces el respeto. No siempre es así, y cada vez más es menos tabú acudir a un experto para poder trabajar los problemas de la relación, sin necesariamente estar al límite de la separación, pero desgraciadamente en otros casos se da este hecho. Partimos de una situación complicada, con ambos miembros de la pareja al borde del colapso, sin ilusión, sin esperanza. Es lógico que cuando se toma la decisión de acudir a terapia, se ponga mucho peso en la necesidad de resolverlo todo cuanto antes. El estrés, la ansiedad, los conflictos, hacen que la relación cuelgue de un hilo y que hasta nuestra salud se vea afectada.
Los psicólogos somos plenamente conscientes de estas situaciones, y nuestro deseo también es que todo se resuelva lo antes posible, por supuesto. Sin embargo hay unas expectativas no del todo realistas cuando se comienza el proceso terapéutico, que he considerado reflexionar para que el lector sea consciente de las limitaciones con las que contamos y así favorecer el trabajo una vez tomada la decisión de acudir a terapia.
- Las prisas nunca favorecen el proceso. Tenemos que aprender a manejar la ansiedad y enfrentarnos, sesión tras sesión a estas emociones, para poder sumergirnos en lo más profundo y poco a poco, desentrañar la problemática que trae la pareja en cada momento. El terapeuta tiene una disponibilidad, un horario de consulta, funciones fuera de la atención presencial, etc, que hay que respetar. En ocasiones existe la falsa creencia de que en una sesión se va a resolver todo, y evidentemente no es así. Esperar y ser consciente del trabajo en cada sesión, ayudará siempre al resultado.
- El psicólogo evalúa, encuadra, media y acompaña. El trabajo no es sólo del profesional, sino de la pareja -y de cada parte individual-. Sólo hay que pensar en la medicina tradicional, la labor de un médico no es obrar milagros, sino conocer bien el problema para poder tratarlo, pero si el paciente no quiere, no lo asume, no se toma lo prescrito, no acude a las citas.. poco se puede hacer. Siempre hay una co-responsabilidad, como me gusta llamarlo. En una ocasión una pareja dejó de venir porque no les recordé una cita, piensen ustedes mismos.
- Acudir a terapia no significa necesariamente seguir juntos. La terapia funciona muchas veces como espejo, para darse cuenta de que es un error continuar con la relación. Del mismo modo, hay quien piensa de tras cada sesión hay que sentirse mejor que en la anterior, y no es así. Como proceso, está lleno de altibajos, momentos de avance y momentos de estancamiento. En sesión se tocan temas dolorosos y conflictivos, por lo que no siempre se finaliza con buen sabor de boca, pero es necesario, para poder aprender a gestionarlo.
- Todo se resolverá en un número concreto de sesiones. No existen números de sesiones fijas donde todo se resolverá.
- El psicólogo no es un oráculo. El psicólogo no adivina el futuro, sólo trabaja en función de la historia de la pareja y sus recursos, me gusta verlo como un barco, donde yo me subo con ellos y no sé dónde me dirijo. Aún así, siempre se plantean los objetivos al inicio de la sesión para tener una referencia. Esta parte es maravillosa si se sabe poner consciencia en ella, porque es aprendizaje, exploración, un momento en el que la pareja descubre cosas nuevas y un lugar de encuentro extraordinario. Incluso aunque se tenga la sensación de ir hacia atrás, siempre es un camino hacia delante.
- Cada pareja es única. En mis años de experiencia jamás he tratado a dos parejas iguales, sé que no estoy descubriendo América con esto, pero hay veces que se compara la experiencia terapéutica con otras parejas, por ejemplo, las que les recomendaron que fueran a terapia. Se fabrica un traje a medida, imposible comparar.
Seguiré ampliando el tema de las terapias de pareja en sus diferentes facetas, es apasionante y me encantará compartir mi experiencia.
«Cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien, deseas que ese resto de tu vida comience lo antes posible» (Cuando Harry encontró a Sally)