Hablemos de Inteligencia Emocional I

La INTELIGENCIA EMOCIONAL puede definirse como la habilidad para tomar conciencia de las emociones propias y las de los demás, y la capacidad para regularlas.

Goleman reúne estas competencias en cuatro factores básicos:

1. La capacidad para darse cuenta y tomar conciencia de las emociones propias
2. La capacidad de automanejo, control y regulación de las emociones propias
3. La capacidad de darse cuenta de las emociones y motivaciones de los otros, y del impacto de nuestras conductas sobre ellos
4. La capacidad para influir y manejar las relaciones con los demás

Poco a poco iremos desvelando las claves para sentirnos mejor con nosotros mismos y cómo esto mismo tiene un impacto muy importante a nuestro alrededor.
Las emociones, en el sentido más restringido del término, son reacciones psicofísicas momentáneas. Los sentimientos engloban emociones, pero les añaden duración. ¿Cómo? Asociándolas a un pensamiento, imponiéndoles un ‘significado psicológico’.
La fórmula que construye el sentimiento es la siguiente:

EMOCIONES + PENSAMIENTO = SENTIMIENTO EMOCIONAL
(activación física) + (etiqueta cognitiva) = sentimiento emocional

Por ejemplo, si cuando entras en una sala donde hay un grupo y todos se ríen, tienes una respuesta física emocional (activación) y puedes pensamos muchas cosas:

‘He hecho el ridículo’ = sentirás vergüenza
‘Se están divirtiendo, vamos a pasarla bien’ = sentirás alegría

Así, en gran parte, lo que sentimos depende de lo que ‘decidimos’ pensar. Como consecuencia, podemos controlar en cierta medida cómo sentimos mediante el pensamiento. Esta ‘cierta medida’ viene limitada porque en la vida real tenemos ideas preconcebidas de los objetos y la gente, y pensar diferente requiere cambiar de actitudes ¡lo cual no es tarea fácil! y muchas personas prefieren no hacerlo por comodidad.

Así que manos a la obra y basta de generar pensamientos negativos y destructivos que en definitiva, no nos ayudan a sentirnos bien. Vamos a entrenar nuestro cerebro para que juegue a nuestro favor y no en contra, para que así sea más fácil encontrar el equilibrio interior y se refleje en nuestra salud.